martes, 18 de noviembre de 2008

El objeto encontrado de Antonio Pérez

Antonio Pérez es un cazador de instantes, un peatón de Cuenca y del mundo que posee una mirada única, especialmente adiestrada para detectar aquellos objetos que merecen incorporarse a su ronda. Que sabe mirar una pieza metálica industrial y detectar en ella un torso, escrutar una piedra y hacer surgir en ella un rostro, contemplar una rama como un Miró o una lata de cerveza oxidada como un símbolo tántrico.
Objeto y surrealismo son dos palabras que a la fuerza hay que relacionar, en este siglo, y en este sentido está claro que aunque no sea esa la única poética aquí en juego, los objetos de Antonio Pérez se inscriben en la tradición dadá y surrealista de los de Marcel Mariën, Joan Brossa o Marcel Broodthaers, por citar tan sólo a unos cuantos de los cultivadores de esta disciplina.
Los de Antonio Pérez son siempre ready mades, objets trouvés -aunque mucho más tiernos que los duchampianos-, objetos encontrados en el transcurso de alguna caminata, ya sea por Cuenca y sus alrededores, ya sea por alguna otra ciudad. Generalmente se limita a recogerlos él mismo, y añadirles un título, que viene a subrayar en clave irónica, algún posible parentesco con otra realidad, o si viene a cuento con una obra de arte preexistente. Tampoco faltan casos en los cuales va un poco más allá, y se permite una intervención mínima, consistente en yuxtaponer dos o más objetos, estableciendo en base a esa yuxtaposición, una nueva realidad.

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